miércoles, 17 de abril de 2013

Querido sofá de piel...

Carta a un sofá de piel: Primera parte

Querido sofá de piel: 

Hace tiempo que pienso en ti. Pienso en todas las cosas tan maravillosas que podríamos hacer juntos... leer un libro, charlar con los amigos, navegar por internet, ver una película o una serie, hablar por teléfono, echarnos la siesta, llorar, reir, recibir una buena o una mala noticia...

Hace tiempo que tomé la decisión de ir a buscarte, pero aún no he encontrado el lugar ni el momento. Solo pienso en lo bien que encajarías en mi salón y todas las cosas que haríamos cuando llegaras a casa.

El otro día quise imaginarme cómo serías, de qué color sería tu piel. Puede que negro, puede que blanco. No lo se. Sólo se que tengo unas ganas locas de encontrarme contigo, y se que cuando eso ocurra, sabré que eres tu.

Me pregunto en qué piensas. ¿Cuándo iré a buscarte? ¿Cuánto me costará encontrarte? ¿y llevarte a casa? ójala pudieras oírme cuando te digo que no te preocupes por eso, porque al final, después del esfuerzo, tendremos nuestra recompensa. Estar juntos.

No sufras si tardo en encontrarte, entiende que no es una decisión sencilla. Sólo te pido una cosa: No te inquietes porque te encontraré. Se que te encontraré.

Carta a un sofá de piel: Segunda parte

Querido sofá de piel: 

Tengo una buena noticia que darte. El otro día ojeando una revista te encontré. No sabes la alegría que me ha dado verte por primera vez. Eres precioso.

Te encantará tu nuevo hogar. Ahora estoy arreglando algunas cosas y haciendo sitio para cuando vengas. Si supieras lo que me ha costado dar contigo... No te lo puedes imaginar.

Estoy deseando estar contigo.
Prometo que pronto iré a buscarte...